1°2° Prácticas del lenguaje
Prof. Ovejero Alejandra
Sueño
de dragón. G. Roldán
A
los dragones les gusta soñar. Les gusta porque siempre sueñan cosas hermosas.
Los sueños de los dragones no son como los otros sueños, un humo que se va. Son
sueños que van tomando forma hasta que se los mira y se los ve de cuerpo
entero. Si un dragón sueña con un árbol enorme, lleno de flores, cuando se
despierta encuentra a su lado un lapacho un ceibo o un jacarandá. Si sueña con
mariposas, apenas abre los ojos ve un mundo de mariposas con alas doradas, con
alas azules, con alas de todos los colores revoloteando por el monte.
¿Cómo,
si no fuera por los sueños de un dragón, podríamos entender que de repente
aparezcan millares de golondrinas en el cielo? ¿Cómo podríamos explicarnos que
de un día para otro el campo se llene de flores rojas? ¿Cómo podríamos entender
que de la nada salga un arco iris? ¿De dónde aparece un sol radiante en medio
de la lluvia?
Sólo
se explica por el sueño de un dragón. Y los dragones quedan contentos con sus
sueños, porque saben que producen cosas hermosas. Pero una vez un dragón tuvo
una pesadilla. Soñó con una espantosa serpiente de siete cabezas, horriblemente
perversa, que quería destruir el mundo entero.
-
¡Odio las flores!- dijo una de las siete bocas.
-
¡Odio los pájaros!- dijo otra mostrando los colmillos repletos de veneno.
-
¡Odio los monos!- dijo una tercera cabeza.
-
¡Los mataremos a todos!- dijo otra.
-
¡Los mataremos y los comeremos!- rugió la quinta.
-
-¡A los monos y a todos los animales del mundo!
-
¡Y los comeremos y los comeremos y los comeremos!- dijo la séptima.
Entonces
se despertó el dragón y alcanzó a ver las siete cabezas que se perdían a la
distancia buscando monos y pájaros y flores y a todos los animales del mundo
para matarlos y comerlos.
-¡Qué
hice!- se asustó el dragón.
Pero
no había tiempo para lamentos, y corrió por el sendero marcado por la serpiente
donde no quedaban ni rastros de flores ni de animales. El dragón voló y pasó
por arriba de la serpiente y bajó cortándole el camino.
-¡Qué
lindo dragón!- dijo una cabeza.
-¡
Lo mejor para comenzar a comer!-dijo la segunda.
La
tercera no habló. Ya había estirado su cuello con la velocidad de una centella
hacia el cuerpo del dragón. Fue un movimiento casi invisible por la rapidez,
pero el dragón que sabía con quién estaba soñando, ya no estaba en ese lugar.
-¡Así
me gusta! –dijo otra cabeza.
-¡Qué
bien que pelea!
-¡Así
nos podemos divertir!
-¡Sólo
matar y comer es aburrido!
-¡Lo
mejor es pelear!
-¡Pelear
y matar y comer!
Y
la serpiente atacó largando mordiscones para un lado y para el otro.
El
dragón se las veía negras tratando de golpear con sus poderosas garras alguna
de esas cabezas que nunca estaban en el lugar donde llegaba el golpe. Apenas
logró en un momento rozar a la serpiente con las garras y sacarle una escama
del cuerpo. Apenas una escama que voló y cayó a lo lejos. Entonces probó con el
fuego. Nada en el mundo podía resistir el fuego de un dragón. Dio un paso para
atrás, resopló, y largó la llamarada roja más grande que nunca hubiera largado
un dragón. Un fuego espantoso, largo, oscuro, que recorrió todo el espacio
donde estaba la serpiente. Ardieron los árboles de alrededor y la tierra
despidió un humo espeso, enrojecida por el calor.
El
dragón miró el humo que comenzaba a borrarse, buscando los restos de la
serpiente, y se distrajo. Cuando se dio cuenta del tremendo salto de la
serpiente, ya que estaba envuelto en sus poderosos anillos. Las siete cabezas
gritaban y reían y giraban enloquecidas.
-¡Dragón
estúpido! ¿No sabías que no hay nada que nos guste más que el fuego?
-¡El
fuego nos entusiasma como ninguna otra cosa!
El
dragón tiraba tremendos golpes, pero las cabezas siempre estaban en otro lugar,
y los anillos de la serpiente apretaban cada vez más. Entonces el dragón voló,
voló hasta muy arriba, cerca de las estrellas, donde el frío es como el espanto
y todo se convierte en un hielo de muerte que sólo aguantan los dragones.
-¡Eso,
un poco más alto! Después del fuego no hay nada que nos guste más que el frío-gritaron
las siete cabezas.
Entonces
el dragón bajó, bajó como una flecha, se zambulló en el medio del río, en esa
zona profunda donde no llegan ni los peces. Así ahogaría a la serpiente.
-¡Eso,
eso!- gritaron las siete cabezas -. Nada nos gusta más que estar bajo el agua.
Pero después queremos otro poco de fuego.
La
serpiente seguía enroscada en el dragón. Siete días y siete noches volaron,
lucharon, cayeron, nadaron, subieron, bajaron, siempre como un solo cuerpo. Sin
descansar. Al final, en un descuido de la serpiente, el dragón logró escapar de
sus anillos. Pero ya no sabía qué hacer. Había probado todas sus argucias y
había usado toda su fuerza de dragón, pero la serpiente parecía invencible.
-¡Nos
estamos divirtiendo como nunca!-gritaron las siete cabezas.
-¡Jamás
nos había pasado algo tan hermoso! ¡Te queremos, dragón! ¡Que esta pelea no se
acabe en mucho tiempo!
-¡Nos
aburren las peleas tontas con animales tontos!
-¡Queremos
pelear, pelear y pelear!
-¡Atacá
de nuevo, dragón! ¡Te estamos esperando!
El
dragón retrocedió un poco.
-¡Estás
escapando, dragón cobarde!
El
dragón pensó en volar, volar muy alto y muy lejos, y olvidarse para siempre de
esa serpiente. Pero entonces ella mataría a todos los animales. No había caso.
Escapar no servía. Pero si…quizás sí podría servir…
El
dragón voló hacia lo alto. Subió y subió, burlándose de la serpiente, mientras
las siete cabezas lo llenaban en insultos. Y llegó hasta el lugar más alto,
arriba de todas las nubes y las sombras. Entonces planeó en círculos. En
grandes círculos, dejándose llevar por el viento. Y allí, mientras planeaba,
cerró los ojos y se durmió.
Ya
sabía lo que tenía que soñar. Y soñó.
Soñó
con pájaros y flores, soñó con ríos crecidos, soñó con el arco iris, y cuando
en medio del sueño apareció la serpiente de siete cabezas que peleaba
enloquecida de furia, se dio vuelta en el aire para borrar su sueño. Porque los
sueños se borran si uno se da vuelta para el otro lado mientras está soñando.
La serpiente se borró. Se borró de golpe, sin dejar ningún rastro de serpiente.
Entonces el dragón abrió los ojos. Estaba cansado, pero voló muy rápido para
volver a ver el sitio de su pelea. El lugar estaba como antes. Como siempre.
Estaban los árboles y las flores. Estaban las mariposas y los monos. Y no había
rastros de la serpiente. Ningún rastro de la pelea. Apenas una escama que
brillaba y no brillaba en el suelo.
1) ¿Cómo eran los sueños
del dragón?
2) ¿Qué consecuencia tuvo
la pesadilla del dragón?
3) ¿Cómo resuelve la
dificultad?
4) Si pudieras soñar algo
que se hiciera realidad ¿Qué soñarías?
5) Mirá el siguiente
video
¿Cómo
imaginas al dragón del cuento? Describilo, y busca una imagen o dibújalo.
Esto tiene un tiempo determinado para entregar o lo tenemos que entregar antes de la cuarentena
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