Clase sobre La Alegoría de la Caverna
Link sobre la alegoría https://www.youtube.com/watch?v=76C5KINDNPU
Diálogo: http://www.unsam.edu.ar/escuelas/ciencia/docs/Platon%20El%20mito%20de%20la%20caverna%20-%20Admisi%C3%B3n%20IEU.pdf
Leer a modo de exposición de la docente (anoten dudas e intervenciones)
Tanto Platón como su maestro, Sócrates, tienen una intención de buscar el verdadero saber, y consideran que este no se encuentra en aquello que cambia, sino en lo permanente. Entonces, si existe una búsqueda del saber verdadero no podemos dejarlo en manos de las cosas sensibles, que nos rodean, porque son cambiantes, están sumergidas en un constante devenir, por eso no pueden proporcionarnos ningún grado de verdad. Las cosas sensibles conforman lo que se puede llamar una opinión, no un conocimiento real. Las opiniones (en griego, doxas) suelen ser confusas, contradictorias, y si basamos nuestro conocimiento en opiniones caeríamos en un relativismo
El verdadero conocimiento deberá ser completamente opuesto a lo que nos proporcionan los sentidos, deberá ser constante, riguroso y permanente. Como cuando se afirma que 2 +2 es igual a 4, no depende de un momento esta verdad matemática, porque es un conocimiento absoluto.
Como lo permanente e inmutable no se encuentra en el mundo de lo sensible, Platón postula otro mundo, el mundo de las ideas o mundo inteligible del que el mundo sensible no es más que una copia o imitación. Por ejemplo, la idea de triángulo. Por un lado, se encuentra el triángulo del que se ocupa un matemático y por el otro, la figura que se encuentra en una pizarra. La figura de la pizarra imita al triángulo en sí. Por más que se intente pensar que son lo mismo, no lo son. Si observáramos una figura triangular en una pizarra, con una lupa, si la observaras con una lupa podríamos detectar que sus segmentos no son perfectamente rectilíneos, sino irregulares. De todo esto se desprende que las cosas sensibles y las ideas representan dos tipos de cosas, dos modos de ser, totalmente diferentes. Pero, entre las cosas sensibles y la Idea hay una relación o participación que nos permite pensar en la igualdad. Entre la Idea de triángulo y la figura triangular, entre la Idea de belleza y una persona bella, entre la Idea del bien y las cosas buenas, entre la Idea de justicia y las cosas justas, etc.
Para explicar cómo hacemos para acceder al conocimiento de las ideas, Platón utiliza una alegoría, conocida como la Alegoría del alma o el Mito del carro alado. Para Platón antes de nacer, el alma habitaba en el mundo de las ideas, allí las contempla y conoce en su totalidad, pero al venir al mundo, al asumir un cuerpo, esta alma atraviesa un río, el Leteo, el río del Olvido y ese saber de las ideas se le olvida. Esto es un recurso, no algo que se deba tomar al pie de la letra. Al hablar de una vida anterior Platón recurre a un relato poético, figurativo, no conceptual.
Para referirse al estado en el que se encuentran los hombres respecto del conocimiento, es decir frente a la verdad o la ignorancia, Platón utiliza La Alegoría de la caverna. Por un lado, se encuentran las personas que viven en el mundo sensible, como si estuvieran encerradas en una caverna, aferradas a sus convicciones y jamás las someten a duda, corriendo el riesgo de cometer errores, vivir basados en prejuicios, falsas creencias, etc. Y, por el otro, se encuentran aquellos que buscan salir de esa caverna e ir reconociendo de a poco la falsedad de sus opiniones (como las sombras que veían los prisioneros, creyendo que eran reales) para ir accediendo gradualmente al conocimiento de las cosas, esta es la Idea de Bien en Platón.
De esta manera, se puede establecer la distinción entre el mundo sensible (caverna) y el mundo inteligible (mundo fuera de la caverna)
Les dejo, en pdf, el diálogo entre Sócrates y Glaucón en el que Platón deja plasmada dicha alegoría. Además, les dejo un link sobre este tema, espero que les guste.
(Tiempo para un recreo)
Segunda parte de la exposición
En esta instancia, podríamos aventurarnos a revisar cuáles son las cosas que nos mantienen, de manera metafórica, en la "caverna", ese es un trabajo que requiere de un gran valor, porque representa un desafío. La Filosofía nos genera muchísima incomodidad, con sus preguntas pretende buscar la verdad, y toda opinión queda descartada si la sometemos a un análisis basado en la razón. Entonces, ¿podemos asumir revisar nuestras opiniones? ¿buscamos el saber o nos contenta la comodidad de la ignorancia? ¿Podríamos considerarnos sabios, dueños de la verdad?
Ante estas interrogantes, Sócrates, maestro de Platón, tenía dos frases célebres: "Sólo sé que no sé nada", apuntando a que ningún hombre puede ser sabio. Pero, al menos, él se diferencia del resto, porque asume que hay cosas que ignora. Reconoce que pueden haber muchas cosas que escapen a lo que pueda conocer, por eso va en la busca de ese saber. Tal como afirma Karl Jaspers, "Filosofar es ir de camino y cada respuesta se convierte en una nueva pregunta".
Nunca se detiene la tarea del filósofo, por eso su actitud es activa. Mientras que el "sophos", sabio, cree tener la razón en algo y se mantiene en esa postura pasiva, inmóvil con su verdad, tal como una persona ciega, encerrada en la "caverna". No busca la verdad porque ya la posee, o, al menos, eso cree. El "philosophos", filósofo, en cambio, se mantiene activo en la busca de algo que calme sus ansias, su deseo por saber. Esto nos lleva a otra afirmación de Sócrates, que aparece en la película The Matrix: "Conócete a tí mismo", se refiere a lograr un trabajo real de conocimiento: sobre lo que pensamos, sobre lo que opinamos, sobre cómo actuamos. Quien se conoce a sí mismo puede vivir de una manera coherente con lo que afirma y su modo de actuar, no entra en contradicciones.
Muchas veces me han dicho, colegas de otras materias, que "la Filosofía es linda", pero yo no coincido con esa mirada. Mantener una postura filosófica puede que nos aparte del resto, porque allí donde todos hacen lo mismo, simplemente para "encajar" o "estar a la moda", la Filosofía se pregunta ¿por qué hacés eso? Es decir, que la Filosofía nos lleva a reflexionar a tal punto sobre lo que hacemos que, algunas veces, nos damos cuenta de la cantidad de cosas sin importancia (a nivel consciente) que realizamos. La Filosofía se enfoca en la esencia de las cosas, va, siempre, un paso más allá. Eso nos puede conducir a una inmensa soledad, a una vida contemplativa, pero necesaria para llevar una vida original, auténtica, con una voluntad plena y no impuesta. Ante aquellas cosas impuestas, adoptadas por costumbre, o porque son consideradas como la "norma", la Filosofía se dirige de manera crítica. Por eso, es necesario conocer en qué medida las mismas nos dominan.
Actividad:
¿Qué entendés por La alegoría de la caverna? Proponé un ejemplo dentro de lo cotidiano.
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